TEXTILES WAYÚU DE LA GUAJIRA PARA EL MUNDO
El arte textil en Venezuela nació como una expresión cultural de nuestros aborígenes, con la colonización española se inició el proceso de mestizaje y la fusión de dos mundos que derivó en el patrimonio folclórico que nos identifica como nación. Lamentablemente el consumismo nos ha distanciado del folclore de nuestro pueblo y ha distorsionado nuestra conciencia social. Nuestro PRODUCTO MODA tiene más referencias internacionales que regionales, dando poca importancia al hecho folclórico y minimizando nuestra identidad como nación.
Venezuela tiene un patrimonio cultural que ha sido menospreciado por años, nuestros talentos buscan su identidad emulando las tendencias globales y eso no es un pecado, pero no es justo ignorar nuestro acervo folclórico ya que podría contribuir a posicionarnos como iniciadores de tendencias y brindarnos la oportunidad de lograr un sello distintivo de moda nacional, con un producto autóctono para la exportación. La etnia Wayúu es un grupo ancestral que habita la península de la Guajira, compartida por Colombia y Venezuela. Los primeros registros que se tienen sobre este grupo datan hacia el 1800 a.C. Su organización social se basa en las relaciones matriarcales y es la población aborigen más abundante del país, pues representan el 10% de la totalidad de los habitantes del estado Zulia, llegando a un aproximado de 300.000 individuos. Su dialecto pertenece a la familia Arawak y su lengua se conoce como Wayuunaiki. Se identifican según sus leyendas como la “gente de arena, sol y viento, portando en su interior la moral del desierto”, sus principales actividades económicas están basadas en la agricultura a pequeña escala, el pastoreo (ovejas y chivos), la caza y la pesca; su industria artesanal sobresale por los textiles y a menor escala por la cerámica.
El arte textil Wayúu es uno de los aspectos más destacados de su cultura. Los delicados tramados que urden hábilmente las manos de sus mujeres, han sido ancestralmente la herencia más rica aprendida por generaciones. Sus tejidos están presentes en su vida cotidiana en piezas utilitarias como las hamacas, chinchorros, mochilas, en sus mantas y hasta en las paredes y techos de sus casas; así como en sus redes de pescar y en las barreras o empalizadas que resguardan sus cultivos. Para los Wayúu, tejer es un arte con el cual expresan sus sentimientos y anhelos, convirtiendo a sus tejidos en signos de la creatividad, inteligencia, sabiduría y del estatus. En los impactantes colores y característicos diseños presentes en sus tejidos, se percibe una clara lectura de la fuerza espiritual que guía la acción y el pensamiento de esta etnia.
El origen del tejido Wayúu es románticamente justificado por una leyenda guajira que presenta versiones que varían en el tiempo, la más conocida cuenta que una araña (Walekerü) a escondidas y bajo la luz de la luna, tejía hermosos chinchorros, fajas y mochilas. Una noche una niña se acercó a ella alabando su destreza y la araña conmovida se ofreció a enseñarle sus secretos. Durante varias lunas la niña fue entrenada en el oficio, recibiendo el gran regalo de los diseños y los colores tan celosamente custodiados por Walekerü. Con la primera menstruación la niña llegó a la edad adulta y decidió salir de su encierro llevando el valioso secreto entre sus manos, por lo cual la araña desapareció entre las ramas de un árbol. Es de esta manera como el oficio del tejido llegó a las mujeres Wayúu aprendiendo a tejer desde el comienzo de los tiempos.
Otra versión cuenta que un joven cazador tras una larga jornada, encontró abandonada a su suerte una niña huérfana (Walekerü). Conmovido adoptó a la criatura y la entregó al cuidado de sus tres hermanas, para que fuera educada en los oficios femeninos, pero las mujeres celosas y egoístas rechazaron esta responsabilidad, teniendo que asumirla el mismo. Esta inusual crianza de una niña por un hombre, despertó el rechazo de la matriarcal sociedad guajira y la niña fue insultada y tratada despóticamente. El cazador protegía a Walekerü llenándola de afectos y al crecer se convirtió en una hermosa doncella.
Esta bella mujer en sus noches de soledad y a escondidas, drenaba su tristeza tejiendo hermosos chinchorros, guayucos y otras piezas de vestir que ofrecía en tributo a su amable protector, quien encantado pronto se enamoró de Walekerü. Al observar la belleza y calidad de estas piezas, las hermanas del cazador sintieron envidia, y curiosas de averiguar cómo las hacía, a escondidas una noche observaron impresionadas como de su boca emanaban los hilos con los cuales tejía, al ver esto corrieronespantadas hacia su hermano, expresando que eran obras del diablo. Walekerü al verse descubierta y en venganza por los desprecios sufridos, llena de ira transformó a las tres mujeres en murciélagos y aterrada de su violenta acción huyó de la choza temiendo el rechazo de su amado protector.
El conmovido corrió tras ella y al tratar de abrazarla para retenerla solo encontró en sus manos un jirón de telaraña, pues la misteriosa doncella había quedado convertida en una araña que pronto desapareció entre las ramas de un árbol. Tras la tristeza de su pérdida el cazador regresó a la choza y recogió las hermosas piezas tejidas por Walekerü y las entregó a la tribu para que las nuevas generaciones aprendieran el arte del tejido. Gracias a Irunúu y a Walekerü el arte textil Wayúu se extendió por toda la península Guajira. Por esta razón, en esta cultura las mujeres son las responsables de llevar el linaje de la familia y todos los oficios que esto representa. Mientras más habilidad demuestre una mujer con los tejidos, más prestigio tendrá dentro del clan.
Es por tal motivo que las madres se preocupan por que sus hijas aprendan el arte textil, iniciándolas en este oficio desde temprana edad y solo ellas conocen los secretos ancestrales de combinar texturas, colores y los particulares diseños que representan a los Wayúu desde sus orígenes. La materia prima textil es extraída de su medio ambiente, el algodón, el fique u otras fibras vegetales, inicialmente se teñían con raíces, cortezas o frutos; con la colonización los españoles introdujeron la lana de oveja y la crin de caballo, actualmente se utilizan otras fibras procesadas como las acrílicas, pero siguen manteniendo la idiosincrasia de sus colores y sus bellos diseños.
La selección de esta materia textil varía en su aplicación según el estatus social y económico de cada individuo, es de esta manera como las fibras maguey y del trupillo se usan para la elaboración de hamacas y chinchorros para los Wayúu de baja condición económica, pues aunque poseen excelente resistencia, su tacto no es el más confortable. El algodón y la lana son utilizados para tejer piezas dirigidas a las castas nobles con mayor poder adquisitivo. Los colores y patrones de diseño también son elementos claves que distinguen y demarcan el estatus de cada guajiro. La más destacada expresión textil de los Wayúu recibe el nombre de Kaanás y se distingue por sus estilizadas figuras geométricas que son hermosas representaciones abstractas de la fauna y flora autóctonas de la Península Guajira. Estos diseños adquieren mayor valor y prestigio en relación a su complejidad, cada Kaanás posee una denominación y un significado; los colores y diseños pueden representar un clan o familia y nos recuerdan los estandartes o escudos de armas.
Estas particulares piezas se tejen en el telar artesanal de horquetas conocido como Anütpala que es ensamblado por medio de dos troncos horqueteados (añiruwi), que anclados en la tierra en sentido vertical sujetan otros dos horizontales que funcionan como travesaños para extender la urdimbre. En este telar rudimentario según sea su tamaño, se pueden tejer hamacas, fajas, bolsos y otros elementos de su cotidianidad. Los bolsos o mochilas también pueden elaborarse en un particular tejido de punto reforzado, aplicando la técnica de aguja en crochet que fue introducida por los misioneros católicos españoles.
Las piezas de la indumentaria de esta etnia son confeccionadas con los paños tejidos en sus rudimentarios telares, las mujeres usan la característica manta guajira conocida como Ashéeni, confeccionada en una delicada y ligera tela de algodón; como prenda íntima usan un taparrabo o guayuco llamado Wusi y a manera de turbante o pañoleta utilizan otra franja de tejido. Los hombres utilizan un taparrabo que se denomina A'iché, que se sujeta a la cintura con una faja tejida llamada Si´ira, este taparrabo está ornamentado con unas características borlas hechas con hilos y además posee dos bolsillos funcionales para guardar el dinero u otras pertenencias.
Otros elementos textiles son: el Sheies que son unas mantas utilizadas en sus ritos funerarios con las que envuelven y entierran a sus difuntos, tienen forma rectangular, con un peso medio y abundante en coloridos diseños. También está el Mantalaju que es una faja que se pone sobre el pellón y se ata a la silla de montar y a la cincha del caballo o burro. Las hamacas y chinchorros siempre causan gran impacto por sus coloridos, patrones y los bolsos o mochilas son de sus piezas, las más comerciales. Estos bolsos presentan variedad de diseños, colores, formas y cumplen con diversas funciones de utilidad. Entre ellos destacan:
La mochila Susuchon o Woot usada por los hombres, es de pequeño tamaño y se usa colgando de la faja que sujeta al guayuco (A'iché). Posee una borla de flecos largos cosidos en el centro de la base, tiene un cordón de cierre con el cual se amarra a la faja, por lo general confeccionado en fibra de algodón o de lana en vivos colores y sirve para guardar el dinero y el tabaco.
La Susu de uso diario tiene un tamaño medio de 20 a 30 cm de ancho y aproximadamente de 35 cm de alto. Es usada por los Guayúu en toda ocasión para guardar sus instrumentos de trabajo, el dinero u otros utensilios, las mujeres frecuentemente las utilizan para guardar el tejido que estén elaborando.
El Susu de fino algodón es tejido en crochet, puede ser de forma cuadrada o rectangular y cilíndrica, no posee base, uno de sus laterales se deja abierto para introducir el contenido y se cierra con una trenza multicolor que hace las veces de ornamento (japüsusu). Su uso es más frecuente entre los hombres.
La mochila Kapatera de gran tamaño aproximadamente de 60 cm de alto por 30 cm de ancho. Usada por los hombres para guardar la ropa y el chinchorro cuando viajan. Esta mochila es de forma cilíndrica, abierta por ambas bocas y posee cordones de cierre en ambos lados que al juntarse sirven de colgadera.
La gran Susuainiakajatu, mide de 40 a 70 cm de ancho y entre 50 a 70 cm de alto. Tejida en algodón, la utilizan las mujeres para guardar sus ropas, el chinchorro y demás artículos para los viajes. Cuando portan gran peso la cargan sobre los burros o la ciñen sobres sus cabezas.
Los bolsos Maikisia (flor del maíz), en uno o varios colores, presentan diseños con puntos, rayas o espirales, sus cintos son trenzados y poseen un cordón como cierre que terminan en borlas que imitan a las flores.
Existen otro tipo de mochilas que son más utilitarias que estéticas, están son tejidas en malla con materiales más resistentes. Las Piula o Kattowi que se utilizan para cargar las múcuras, calabazos o contenedores de alimentos y otros utensilios; fabricadas en cuero de chivo, en aipis, fique o curricán, pueden ser tejidas con agujas rectas y hasta con los mismos dedos.
La Susu Uttiakajamatu de variados tamaños es usada por las mujeres para cargar objetos o la leña. Se tejen en fibras como el fique o la hilaza conservando su color natural, también pueden estar adornadas con hilos de algodón en colores vivos formando franjas horizontales.
Los hermosos textiles Wayúu están cargados de una simbología donde cada signo posee una lectura. El arte del Kaanás literalmente traduce “arte de tejer dibujos”, entre estos numerosos diseños podemos encontrar caparazones de tortugas, constelaciones de estrellas, animales, flores y otras alegorías características de la zona de la Guajira. Estos diseños se presentan como composiciones geométricas, que en secuencia se repiten creando ribetes o cenefas en los bordes, así como a lo largo y ancho de los tejidos. Los tradicionales diseños de Kaanás poseen nombres alusivos a lo que representan y así podemos encontrar:
El Pulikerüüya este diseño es una representación abstracta de la vulva de una burra.
El diseño de Molokonoutaya representa el caparazón de un morrocoy.
El Pasatalo’ouya, es un diseño que interpreta las vísceras de una vaca.
El Kuliichiya, es la representación gráfica del tramado de las vara secas empleadas en los techos de sus ranchos.
El Siwottouya, es la alegoría de las huellas que deja en la tierra un caballo maneado.
El Marüliunaya, representa el grabado que se le hace a la tapara usada para el ordeño.
El Pa’ralouas nos señala que uno está por encima del otro.
El Kalepsü, simula los ganchos de madera empleados para colgar objetos de los techos.
El Antajirasü indica que se entrecruzan.
El diseño llamado Jime’uya representa al ojo de un pescado.
El símbolo conocido como Ule’sia, alude a la limpieza
Iwouya representa a las estrellas que anuncian la llegada de las lluvias.
El Jañuleky simboliza la doble cabeza de mosca.
Walemaya es similar al grabado que se hace en la Walena (utensilio de cocina).
Jalianaya es el símbolo a madre del Kaanás.
El Jichi rujana pa representa a las Narices de las vacas.
El Jai arpana simboliza a los dientes de conejo.
El Rulu maya es el símbolo para el comején.
En Colombia desde el año 2011 “Wayúu” ha sido declarado como una Denominación de origen, luchando por proteger los derechos intelectuales de la propiedad de esta comunidad de artesanos indígenas. La titularidad de la denominación está en cabeza del Resguardo Indígena Wayúu. Este patrimonio cultural compartido con nuestra hermana república ha sido exportado al mundo entero, gracias al respeto y orgullo que sienten los colombianos por el patrimonio autóctono de la nación, un ejemplo que a mi parecer debemos tomar todos los venezolanos.
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